Tras dos años sin procesiones en la calle, la ciudad volvió a sonar, a oler y a disfrutar de su semana grande del año.
¡Y por su puesto ahí estuvimos!
Tras dos años sin procesiones en la calle, la ciudad volvió a sonar, a oler y a disfrutar de su semana grande del año.
¡Y por su puesto ahí estuvimos!
Suspendidas, por segundo año, todas las procesiones nos negamos a no celebrar estos días de unión y amistad. ¡Tenemos esperanza!
Ya teníamos preparadas las túnicas, las garrapiñadas y hasta el mantel, pero la edición de 2020 se suspendió por culpa de una pandemia. ¡Qué desilusión nos llevamos!
En esta edición volvimos a la esencia de La Santa Merienda con la tradicional merienda de Jueves Santo, en el descanso de la Vera Cruz, tal vez, ese lugar común en el que, hace años, nació todo.
Apostamos por la gastronomía, uno de los pilares de La Santa Merienda, para nuestro cartel anunciador de ese año. Nuestras dos grandes pasiones, de nuevo, unidas.
Posiblemente las sopas de ajo sean el gran plato de nuestra Semana Santa. La Gastronomía y la Semana Santa de nuevo unidas con una de las procesiones más importantes. Es nuestra filosofía.
El Jueves Santo, que se funde con el viernes, empieza con las cornetas de La Esperanza y quisimos reivindicar la belleza de una mañana que nos sigue emocionando.
Este cartel tiene un gran valor sentimental para nosotros por ser el primero y porque las fotos de la Buena Muerte nos siguen sobrecogiendo. Qué buenos tiempos aquellos.
